Así la Vida
Por Juana Martínez
Ya basta pues …
En Exclusiva (columna semanal).- El hartazgo puede ocasionar varias reacciones, desde enarbolar una bandera y salir a las calles a manifestar públicamente nuestra frustración, nuestra impotencia; sumirnos en la inmovilidad o esconder la cabeza como avestruz, porque de tanto que estamos hartos hasta flojera da pensar en cómo poder mejorar, si es que algo puede mejorar, aquello que nos tiene hartos, que hace que nos hierva la sangre, que caigamos en total depresión o nos volvamos cínicos.
Los ¡Ya basta! y ¡Estamos hasta la madre! se han convertido en parte de nuestra expresión cotidiana: Lo mismo con ánimo o con desánimo, lo mismo con enjundia que con flojera, pero a final de cuentas ahí están miles y millones de mexicanos que vemos, lamentamos, nos quejamos y maldecimos el por qué nuestros políticos y gobernantes no hallan la brújula. Nuestra capacidad de asombro ha sido minada, corruptelas, raterías ineficiencias las vemos con normalidad, aunque yo en lo personal aún me asombro de ver la facilidad con la que se hacen bolas quienes tienen que dar soluciones y sólo complican más la situación, tal parece que han adoptado el lema de “a cada solución le creamos un problema”.
Con normalidad asumimos que secretarios de Estado mediocres y cuya ineficiencia está más que comprobada y aderezada con cálculos infames que presuponen que con 6 mil pesos se tiene casa, coche y hasta se pague la colegiatura de los niños, o que siendo responsables del trabajo aplaudan el cierre de fuentes de trabajo, generen, promuevan y hasta estimulen el desempleo, estén levantando la mano porque quieren ser Presidentes de la República ¡Hágame Usted el favor! ¿Pues que México se merece eso?
Y si seguimos seguro que las cuentas del collar resultarán interminables, nos damos cuenta de que la Historia universal de la infamia de Jorge Luis Borges (Léase con g no con gue) hace tiempo que en México se reescribió y se superó con creces, pero la intención no es platicar de eso sino de la flojera –y conste que no es por las altas temperaturas que hemos tenido en las últimas semanas- que provocan las campañas en el Estado de México.
La falta de originalidad, ausencia de propuestas realmente innovadoras y falta de creatividad política caracterizan la contienda electoral, en 13 de los 45 días que tienen los candidatos para convencer al electorado o para gastarse la mayor parte de los 203 millones de pesos que costará la elección, no hemos visto nada fuera de lo común, muchos de nuestros jóvenes mexiquenses ni siquiera se han enterado de que hay una campaña.
En la era de las nuevas tecnologías, de la competitividad de la creatividad innovadora de la industria, de la revolución ecológica de los envases, vemos las mismas prácticas proselitistas a las que se recurre a falta de ideas, originalidad y creatividad: los regalos en actos públicos, las frases trilladas que prometen cumplir lo incumplido por anteriores gobiernos y las provocaciones al electorado.
Mire si no: Tan sólo veamos un día –porque da flojera traer otras fechas a colación- ¿Y qué tenemos? Que al flamante candidato del PAN, Luis Felipe Bravo Mena, se le ocurrió comprar, perdón, conquistar votos con gorras y camisetas. Resulta que de forma grosera –y más para los que aman el futbol – fue a meterse donde unos 600 jóvenes disfrutaban, con cervezas en un salón de fiestas de la Colonia Jardines de Morelos, en Ecatepec, la final de la Liga de Campeones. Aprovechó el medio tiempo y prometió a la concurrencia –claro está, si votan por él- tarjetas de ayuda para transporte por 300 pesos -¡Hombre, qué cantidad!- un fondo de becas para estudiantes de preparatoria y universidad, así como la construcción de más universidades y preparatorias en el estado –obviamente no dijo si privadas o públicas, pecata minuta-. Habrá que preguntar al candidato si al menos agradeció a quien haya que agradecer, que le haya reunido tal concurrencia.
En Metepec a la logística electoral perredista se le ocurrió la peregrina idea de distribuir “La tarjeta Cumplidora” en un acto de campaña de Alejandro Encinas. Obviamente esto ocurrió al viejo estilo priista: A cambio de la tarjeta los electores debían proporcionar su tarjeta de elector para, según los brigadistas que estaban entregando el plástico, hacer el registro correspondiente. Claro está que la tarjeta, que beneficia a su poseedor con 12 distintos programas sociales, pues sólo servirá, es decir se activará, en caso de que Alejandro gane la elección, de lo contrario los jodidos seguirán jodidos. Bueno, digo: Ya basta ¿No? Menudo favor le hicieron a Encinas quien ayer mismo soltaba de su ronco pecho un sentido mensaje en el que aseguraba que ya no quiere un pueblo que tenga que estirar la mano para ver que migajas le da el gobierno.
Y el priismo también cantó fuerte las rancheras, figúrese que anunció que el lunes lanzará las bases para otorgar cargos y vehículo a quienes consigan más votos a favor de Eruviel Ávila. El ofrecimiento va dirigido a los comisionados de ruta y presidentes de comités seccionales del partido, aclaro para que no se emocione. El líder local priista, Luis Videgaray, dijo que esos "estímulos" formarán parte de las prerrogativas que otorga el Instituto Electoral de Estado de México. No vaya Usted a pensar mal o que Eruviel pondrá el dinero. Vaya, de modo que sí hay nerviosismo en el PRI, debe ser porque aunque le ha imitado la plataforma, los discursos y la forma de firmar de compromisos, aún le hace falta imitarle el copetito.
Así las cosas. Hasta la siguiente
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