Así la vida …
Por Juana Martínez
Por Juana Martínez
* ¿Sobre que PEA va a descansar el gasto de las personas de la tercera edad?
* Entre 28 y 30 millones de trabajadores no tienen posibilidades de pensionarse pues no cuentan con seguridad social
En México ser viejo es estar condenado al abandono, a la mendicidad, al abuso y a la muerte en vida; no sólo para el mercado laboral, para los hijos, los parientes, los ancianos se convierten en la mayoría de los casos un estorbo, un problema debido a la formación social que impide ver a los ancianos como fuente de saber, de experiencia, como héroes de mil batallas que sortearon el camino de la vida y que encontraron infinidad de veces soluciones a todos los problemas que se les fueron presentando en el devenir diario
En México ser viejo es estar condenado al abandono, a la mendicidad, al abuso y a la muerte en vida; no sólo para el mercado laboral, para los hijos, los parientes, los ancianos se convierten en la mayoría de los casos un estorbo, un problema debido a la formación social que impide ver a los ancianos como fuente de saber, de experiencia, como héroes de mil batallas que sortearon el camino de la vida y que encontraron infinidad de veces soluciones a todos los problemas que se les fueron presentando en el devenir diario
El maltrato de estos héroes que lograron rebasar los 60 años sin haber claudicado en su objetivo de vivir se va gestando poco a poco a lo largo de la vida. Día a día trabajan, cumplen requisitos, obligaciones y exigencias para ganarse y entregar la vida, para ser competitivos y les hacen creer que tendrán una vejez digna porque al final de su vida laboral tendrán una pensión, pero la realidad es otra.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del INEGI, a septiembre de 2011, 59.1% de la población de 14 años y más en el país se encontraba disponible para producir bienes o servicios (económicamente activa); el restante 40.9% se ubicó en la población no económicamente activa, son personas que se dedican al hogar, estudian, están jubilados o pensionados, tienen impedimentos personales o llevan a cabo otras actividades. En promedio las personas empleadas tienen 37.5 años, es decir, en su mayoría se contrataron en la era del SAR y las Afores.
Entre 28 y 30 millones de trabajadores no tienen posibilidades de pensionarse pues no cuentan con seguridad social, es decir con prestaciones de ley. Sólo un tercio de los económicamente activos cotiza en alguna institución de seguridad social. De ellos, por otra parte, gracias a las reformas legales de 1997 no tendrán la opción de una pensión garantizada conforme a su último salario sino que estarán sujetos a las reglas del juego de las Afores, en las que lo fundamental para poder gozar de una pensión digna no son los salarios devengados en los últimos cinco años, sino en el monto que se tiene ahorrado, siempre y cuando éste sea superior al millón y medio de pesos, por lo que el trabajador además de lo que se le descuenta por ley, tendrá que hacer aportaciones voluntarias para reunir el mínimo requerido para una pensión vitalicia, lo que resulta absurdo si se considera que el promedio salarial hoy en día es de 8 mil pesos y el costo de la canasta básica es mínimo de dos mil pesos.
Por otro lado, la Ley del IMSS establece que para que un trabajador asegurado en situación de cesantía en edad avanzada y que quede privado de trabajos remunerados a partir de los sesenta años de edad, para tener derecho a una pensión debe tener un mínimo de mil doscientas cincuenta cotizaciones semanales, es decir 26 años de trabajo, pero de no reunir ese requisito podrá retirar el saldo de su cuenta individual en una sola exhibición, es decir el monto de lo ahorrado o seguir cotizando hasta cubrir las semanas necesarias para que opere su pensión.
Por otro lado para tener derecho a una pensión por vejez, debe tener sesenta y cinco años de edad y un mínimo de mil doscientas cincuenta cotizaciones semanales. En caso de que no reúna las semanas de cotización, podrá retirar el saldo de su cuenta individual en una sola exhibición o seguir cotizando hasta cubrir las semanas necesarias para que opere su pensión.
Lo anterior significa que cuando un trabajador rebasa los 65 años y por cesantía o vejez, o por edad, porque es bien sabido que el mercado laboral desecha a las personas a los 45 años de edad, tendrá que ver de dónde saca recursos para pagar las semanas que le faltan o bien para completar el millón y medio que requiere en su Afore para tener una pensión mínima de cuatro mil pesos.
De esta manera, a muchos trabajadores actuales no les quedará otro remedio que retirar sus recursos en una sola exhibición sin derecho a pensión vitalicia, recursos que si se considera que el promedio de vida hoy en día es de 74 años no les alcanzarán para vivir los 10 o más años de vida que les quedan. Si hoy en día las miserables pensiones que reciben los trabajadores son de un promedio de tres o cuatro mil pesos, en 15 años la mayor parte de los trabajadores aun en activo ni siquiera recibirán eso, México tendrá una población de la tercera edad que cada día, conforme a los adelantos médicos tiene mayores expectativas de vida, pero socialmente y económicamente representarán un gran problema, en plena mendicidad.
El Congreso, los partidos políticos, los gobiernos y mucho menos las empresas están preocupados por esa realidad que ya está a la vuelta de la esquina, que presenta un panorama social con una amplia población mayor de 60 años, sin oportunidad de empleo, gran parte de ellos sin haber cotizado al IMSS o al ISSSTE y de los que lo hicieron sin el mínimo de semanas cotizadas ni fondos suficientes en las Afores para poder acceder a una pensión, porque se aprobaron las leyes pensadas para quitarle una carga al Estado y para abrir un jugoso negocio a las administradoras privadas de los recursos de los trabajadores.
El problema es mayúsculo si se considera además que cada mes la PEA disminuye, que la población infantil se reduce y pasan al segmento de adultos mayores generaciones que provienen de familias numerosas, porque hasta hace unas cuatro o cinco décadas las familias estaban compuestas por seis hijos, en promedio, y hoy en día las parejas tienen un máximo de tres hijos o de plano no tienen ¿Sobre que PEA va a descansar el gasto de las personas de la tercera edad?
No es poca cosa el problema que se avizora, es imprescindible evitar que estalle esa bomba de tiempo, proteger laboral, salarial, social y económicamente a la tercera edad; tener un sistema real, efectivo y digno de pensiones, y no seguir llevando a esa parte de la población a su exterminio por inanición.
Urgen gobernantes que dejen de actuar de manera facciosa y piensen en la gente que ha sido defraudada, a la que le han fallado después de que les entregó un voto de confianza; urge que los legisladores vean los problemas reales del país y se dejen de nimiedades y tonterías; no son las declaraciones por demás desafortunadas que hace en el extranjero un presidente al que le ha faltado inteligencia, tino y sagacidad para gobernar, lo que debe preocupar a los políticos.
Los votantes tenemos que exigir garantías de que aquel que quiera gobernarnos realmente haga eso, gobernarnos, que sirva a la nación y que ¡Caramba, ya dejen de servirse de la nación! Así las cosas, hasta la próxima.
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